La historia de la comunidad islámica de Chile se encuentra unida a la presencia de musulmanes de nacimiento y a la de los musulmanes retornados al Islam, nacidos estos últimos en familias de otros credos diferentes al Islam.
La llegada de algunos inmigrantes árabes, provenientes del extinto imperio turco-otomano, aproximadamente desde el año 1920 con pasaporte de dicho ente geopolítico, los marcó socialmente en Chile bajo el apodo de “turcos”, pese a ser de origen árabe, principalmente sirios, libaneses, palestinos en su mayoría, o jordanos.
Hacia finales del Siglo XX, específicamente en las postrimerías de la década de 1980, y a principios de 1990, con el subsiguiente desarrollo del sistema de la Wilayah Faqih en la República Islámica de Irán, así como con la presencia de los descendientes de inmigrantes mencionados, se fue conformando la Comunidad Islámica de Chile.
Una pregunta que puede surgir aquí, es por qué en la época de la Colonia o en la conformación de la República Chile no se observó una presencia activa de musulmanes en el país. La respuesta radica en que, luego de la expulsión de los musulmanes y de su sometimiento forzoso al cristianismo por parte del Reino de Castilla y Aragón, y posteriormente, con el establecimiento en 1778 de la Capitanía General de Chile, los musulmanes habían sido despojados de sus creencias y derechos, por lo que fue imposible tener una presencia de musulmanes en los altos cargos para la regencia de las nuevas tierras indígenas, sometidas por la inquisición católica colonial.
De acuerdo a los relatos de quien en vida fue el primer sheij chileno y alta autoridad musulmana del país, Jalil Sahurie, desde los años 80, tras el triunfo de la Revolución Islámica de Irán, algunos grupos de jóvenes chilenos se reunían para desarrollar lecturas sobre este proceso religioso, político y social, encuentros que llevaban a cabo en casas de algunos de ellos, tanto en Santiago como en otras ciudades, como Linares.
Algunos de ellos participaron en la conformación de la mezquita As Salam, ubicada en Ñuñoa, a fines de los años 80, en la que concurrieron fondos de distintos países musulmanes, pero, principalmente de integrantes de la comunidad chiíta, quienes fueron expulsados del proyecto, dado que otros integrantes del espacio religioso estaban comprometidos con la oficialidad saudita más que con el Islam, hecho que condujo a que una parte de la comunidad islámica chiíta crearan, en la comuna de Las Condes, la Comunidad Musulmana Imamita de Chile, conformada por musulmanes chilenos, paquistaníes, libaneses e iraníes.
Sin embargo, el devenir de la comunidad islámica chiíta no se detiene. Nuevas generaciones han seguido en esta construcción con distintos aportes, particularmente, con iniciativas no institucionales de diversos musulmanes. Es así como en octubre de 2001 se abre en la ciudad de Temuco el Centro de Cultura Islámica, en el que participaron musulmanes de Temuco, capital de La Araucanía. Dicho centro, que funcionaba entre las calles O'Higgins y Bulnes, con el correr del tiempo sufre problemas de financiamiento y es cerrado dos años después.
Hacia la primera década del Siglo XXI, diferentes iniciativas para llevar adelante el Islam de Ahlul Bayt (P) en Chile, vieron su nacimiento y su disolución, por la exigente posesión de un bien mueble, ya que al no contar con tal propiedad física, la opción de un arriendo se hace insostenible por los valores del mercado.
Para el año 2014, surge entre varios musulmanes de distintas partes de Chile, la iniciativa de crear la Comunidad Islámica de Chile, entidad que logran inscribir oficialmente en el registro nacional de entidades religiosas, la que tuvo un funcionamiento en un espacio físico entre los años 2014 a 2016. La Comunidad Islámica de Chile continúa vigente en su registro hasta el presente 2024.
Otros antecedentes históricos del Islam en Chile
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