Cuidados para la salud renal


La importancia de una buena salud renal, al día de hoy, reviste cada vez mayor preponderancia a la luz de los hábitos alimenticios de una población mundial cada vez más enfrentada a los desafíos que impone la industria de comidas manufacturadas a los consumidores, sometidos a la refinación y manipulación artificial de los mismos.

Los riñones deben filtrar, aproximadamente, casi un vaso de sangre por minuto, a objeto de eliminar los desechos y el exceso de agua a través de la orina, la que pasa desde los riñones a la vejiga por medio de dos tubos denominados uréteres, donde se almacena la orina a vaciar.

Los riñones, además, están ubicados a cada lado de la columna vertebral, debajo de las últimas costillas, detrás del hígado y del estómago, controlando la presión arterial y la producción de glóbulos rojos.

Los factores externos a los que se enfrenta la salud de las personas radican, básicamente, en los alimentos procesados, refinados y con altos contenidos en azúcares, pero, sobre todo, con altos índices de sodio (sal), mineral que influye directamente, y negativamente, en las causas de la hipertensión arterial elevada, con la que debe lidiar el proceso de filtrado de los riñones, exigiéndolos, junto al sistema circulatorio.

Entre las personas que están más cerca de padecer enfermedades renales, figuran: diabéticos, hipertensos, obesos, los mayores de 55 años, los nacidos con bajo peso, enfermos cardiacos, quienes padecen de enfermedades cerebro-vasculares y enfermedades genéticas, o personas renales crónicas hereditarias.

De igual forma, pueden desarrollar esta enfermedad aquellas personas que no controlan sus índices de tensión arterial, los consumidores de analgésicos y anti-inflamatorios, los trabajadores que manipulan agroquímicos, metales pesados o químicos, además quienes padecen de consumo problemáticos de tabaco, alcohol o drogas.

Se estima que casi el 10 por ciento de la población mundial vive con algún grado de enfermedad renal, es decir, más de 850 millones de personas, y de estos, casi 4 millones sobreviven con tratamientos de hemodiálisis o diálisis peritoneal, mientras que, de tal cifra, solo 2 millones son candidatos a recibir un trasplante renal.


De acuerdo a los datos proporcionados por el Ministerio de Salud Cubano y la Sociedad Cubana de Nefrología, al estar decretada la enfermedad renal, se debe, necesariamente, seguir una medicación acorde a un tratamiento orientado y monitoreado por especialistas, nunca fuera de la prescripción de facultativos.

Desde ambas entidades, como medida preventiva, se recomienda tener estilos de vida que sean saludables, los que incluyen tomar entre 2 a 3 litros de agua al día, emplear el mínimo de sal y azúcar en las comidas, practicar ejercicios físicos, así como controlar la glicemia y la presión arterial, si es que los pacientes están en etapas tempranas de la enfermedad.

A tal grado llega la peligrosidad de la presencia del sodio, azúcares o grasas nocivas de los alimentos ultraprocesados industriales, que países como Colombia, Chile, México, Perú y Uruguay han debido modificar sus respectivas legislaciones, para enfrentar así los altos índices incidencias de enfermedades como diabetes, hipertensión y las renales, desde luego, de las cuales existe un amplio espectro como causantes.

No obstante, existen diversas alternativas, que no son parte de tratamientos médicos, para enfrentar paralelamente la enfermedad renal, los cuales deben ser consultados con los especialistas.

Alternativas

Espada de San Jorge o Lengua de Suegra (Sanserviera Trifaciata)

Es por excelencia la gran alternativa para limpiar los riñones y el hígado. Para usarla se debe proceder con rigurosidad y constancia, durante seis meses seguidos.


Para abastecerse de ella se puede recurrir a viveros o a proveedores de plantas ornamentales, de las cuales debe escogerse las de borde amarillo y verde interno.


Su forma de preparase consiste en cortar 5 centímetros de la parte superior, la que se debe enterrar en la misma maceta de la que se extrae. Posteriormente, se corta otra sección de 10 centímetros, que es la parte a emplear. Se lava el trozo cortado y se pican, llevándolos a una licuadora en un litro de agua, de preferencia purificada. A continuación, ese litro de agua con la sanserviera se cuela y se consume, y se repite durante nueve días. Luego se descansa una semana, durante seis meses.

Los restos colados pueden macerarse en miel, y consumir tres cucharadas al día para reforzar el efecto.

Bicarbonato de sodio

El consumo de bicarbonato de sodio debe ser monitorizado con un médico especialista, para ver los análisis de sangre y orina, cuyo uso se limita a seis meses, en su totalidad.

Su modo de uso corresponde a la toma de un tercio de cucharada de té (cucharadilla) en un vaso de agua al día, que se puede dividir en tres partes: mañana, mediodía y noche. Más que esa medida no debe consumirse, ya que, al contener sodio, es posible el aumento de la tensión arterial, si se abusa del mismo.


Melatonina

Investigadores de la Universidad de Granada (UGR), del Hospital Universitario La Paz (Madrid) y de la Universidad de Texas han podido concluir que la melatonina protege de daño renal causado por diabesidad (obesidad y diabetes II), así como sus complicaciones.

La administración de melatonina, específicamente, dosis superiores a 10 mg al día, previene el daño mitocondrial y exceso de estrés oxidativo que conllevan a la insuficiencia renal.

Cola de caballo (Equisetum) y Chancapiedra (Phyllanthus niruri)

Ambas hierbas tienen un gran poder diurético, así como hepatoprotectoras, por lo que una combinación en formato de cápsulas, tres veces al día, durante tres meses seguidos, antes de cada comida, propenden a la limpieza de cálculos o piedras en los riñones, así como fomentando la micción, siendo este último factor coadyuvante en la disminución de volumen extra en el cuerpo, debido a los líquidos que pueden dañar la función cardíaca, esforzando en demasía al principal músculo del cuerpo.


Ambas hierbas, igualmente, ayudan a la disminución de la tensión arterial, por lo que se recomiendan, en el caso de falla renal, consumirlas en formato de cápsulas, ya que pueden ser ingeridas con una cantidad dosificada de agua, para no aumentar el volumen de líquidos en el organismo.

Los pacientes en hemodiálisis están sometidos a una terapia invasiva, que consiste en la limpieza de la sangre para extraer tóxicos y exceso de agua en el organismo, lo que se realiza en pacientes a través de catéteres o punciones con agujas de grueso calibre, las que van conectadas a la unión de una arteria y una vena denominada fístula. Todo en un proceso que se realiza tres veces a la semana, durante cuatro horas de cada sesión, hecho que significa una pérdida de sangre que conduce al refuerzo de la anemia crónica ya existente, invalidando a la persona, al menos en un 75%, debiendo reprogramar su vida y adaptar la calidad de la misma al tratamiento.

Lamentablemente, las estadísticas indican un aumento en el número de pacientes renales en todo el mundo, las que no están favorecidas por la filantropía social, casi nula en una sociedad volcada al consumismo, dada la indisposición de las personas a ser donantes de órganos, a lo que se suma la oposición de los familiares a donar los órganos de quienes en vida manifestaron compartirlos.

Existen esperanzas para aliviar esta situación, como el proyecto del riñón biónico, sin embargo, las pruebas en voluntarios tampoco se han efectuado, situándose en una etapa de prueba y error, incluso ya iniciado este 2022, estimándose recién para 2025 que puedan efectuarse las primeras pruebas voluntarias en seres humanos, por lo que hay un largo camino a recorrer, en el que la pandemia de Covid19 ha bloqueado los eventuales avances que se esperaba pudieran haber llegado antes.