El auge de la extrema derecha en Europa promueve la islamofobia, hecho que ha destapado un preocupante racismo, desatando condenas internacionales, especialmente, desde el mundo musulmán.
El viernes, un activista de extrema derecha neerlandés pisoteó y rompió una copia del Corán frente a la embajada turca en La Haya, Países Bajos.
Edwin Wagensveld, que dirige la sección neerlandesa del grupo de extrema derecha, Pegida, nacido en Alemania, hizo pedazos la copia del libro sagrado del Islam junto a otras dos personas, en compañía de agentes policiales.
El Gobierno de Países Bajos había condenado la manifestación, incluso antes de su celebración, pero, dijo que "no tenía poder legal para impedirla".
Estos actos blasfemos, que cuentan con la autorización y protección de las autoridades europeas, bajo el pretexto de amparar leyes de libertad de expresión, han desatado una ola de ira y condenas en países musulmanes, y donde existen comunidades islámicas.
En otro acto similar, el mismo viernes, el ciudadano de origen iraquí, Salwan Momika, bajo la protección de policías suecos, quemó un ejemplar del Corán frente a la embajada iraní en Estocolmo.
Cuando una mujer trató de apagar con un extintor las llamas que consumían el ejemplar del Corán, fue detenida por la Policía sueca por presuntamente “perturbar el orden público y cometer actos de violencia contra un oficial de policía”.
Momika y Salwan Najem, dos refugiados iraquíes que viven en Suecia, han cometido varios actos sacrílegos similares frente a la mezquita central de Estocolmo y la embajada de Irak durante los últimos dos meses.
Mediante un comunicado emitido este viernes, la embajada de Irán en Estocolmo ha instado a Suecia a detener las profanaciones del Corán.
“Se espera firmemente que el Gobierno sueco detenga este horrible proceso de insultar el sagrado Corán, para preservar la posición y la buena imagen de Suecia, y también para aliviar el sufrimiento causado en el mundo islámico y en el mundo entero”, ha insistido.
